Para muchos, los maestros han sido un pilar clave en su formación educativa y humana.
Quizás por añoranza del pasado, o quizás por la verdadera importancia no reconocida, se nos dibuja una leve sonrisa cuando pensamos en la cara de algunos de ellos o cuando recordamos algún consejo que nos fue de gran ayuda.
Pero los tiempos cambian, y la sociedad ha ido dándoles la espalda cada vez más, convirtiéndose las aulas en trincheras donde muchos no quieren estar.
Para recordarles que su papel es fundamental y, sobre todo, que ha de seguir siéndolo, y teniendo en cuenta la situación difícil que atraviesan y pueden atravesar en un futuro cercano muchos de ellos, les mostramos el agradecimiento eterno de la ciudad a esta profesión.
El Monumento al Maestro, obra de Ignacio S. Caparrini, se encuentra en el Parque del Alamillo, donde fue inaugrado en 2003.
Fuente:
Sergio David Cansado (Esa Sevilla)
ojo, niños y no tan niños, que mi señora y yo tenemos una foto sentados en dicho pupitre.
ResponderEliminarun saludo
No sé por qué siempre he diferenciado al profesor del Maestro.
ResponderEliminarY aún recuerdo a mis Maestroescuela, que es como lo conocíamos hace bastantes años.
Yo tambien tengo la foto en el pupitre, y por cierto, un gustazo de foto.
Un saludo.
@el pasado de sevilla: jejeje y no eres el único :) Pero es curioso cuando hay jaleo de pequeños, esos que desean que llegue el finde para ir al parque, y les encanta volver a sentarse en un pupitre jaja
ResponderEliminar@El Naranjito: Supongo que diferencias entre el que imparte y el que enseña, no? Aunque al final todo está en la vocación personal.
Me alegra que te guste :Dgustazo de foto.
Un abrazo.