martes, 16 de marzo de 2010

El origen de la Semana Santa

Poco falta ya para la Semana por excelencia sevillana (con permiso de los farolillos), pero pocos conocen su origen más remoto.

Muchos conocen la Casa de Pilatos, palacio señorial del barrio de la Puerta Carmona, muchos ven a diario, extrañados, cerámicas repartidas por Luis Montoto, muchos más conocen el Templete de la Cruz del Campo, símbolo íntimamente ligado a la cervecera universal, pero pocos saben que todo ello forma parte del germen de la Semana Santa de Sevilla.


Este templete luce una imagen distinta desde su reciente restauración.

Fuente: Wikipedia

En el siglo XVI se instauró un Vía Crucis con doce estaciones que partía desde el interior de la Casa de Pilatos y que finalizaba en un pilar existente entonces en la actual calle Luis Montoto.
Dicho Vía Crucis recreaba la distancia que separaba el Pretorio de Pilatos del Monte Calvario, y desde entonces el palacio es conocido como Casa de Pilatos.


Ya en el siglo XVII el Vía Crucis creció hasta las catorce estaciones y cambió su origen y destino, comenzando en una bella cruz de mármol situada en la fachada del palacio y finalizando en el Templete de la Cruz del Campo, pasando a conocerse como Vía Crucis de la Cruz del Campo.

Fuente: González-Alba

Se celebró hasta 1873, y en 1957 resurgió de nuevo, siendo señalizadas las estaciones con cerámicas en lugar de las antiguas cruces de madera. Pero pocos años después esta costumbre desapareció nuevamente.

Fuente: Wikipedia

Desde 1975 el Consejo de Hermandades y Cofradías de Sevilla estableció el Vía Crucis de las Hermandades, algo que se creyó novedoso y que, como ya saben, es bastante más antiguo.

Las catorce estaciones, con sus respectivas ubicaciones, son las siguientes:

Primera Estación. Casa de Pilatos.


Segunda estación. Calle San Esteban.

Fuente: Wikipedia

Tercera estación. Calle San Esteban.

Fuente: Wikipedia

Cuarta estación. Calle Muro de los Navarros.

Fuente: Sergio David Cansado (Esa Sevilla)

Quinta estación. Calle Luis Montoto.

Fuente: Wikipedia

Sexta estación. Calle Luis Montoto.

Fuente: Wikipedia

Séptima estación. Calle Luis Montoto.

Fuente: Wikipedia

Octava estación. Calle Luis Montoto.

Fuente: Wikipedia

Novena estación. Calle Muñoz Seca.

Fuente: Wikipedia

Décima estación. Calle Luis Montoto.

Fuente: Wikipedia

Undécima estación. Calle Luis Montoto.

Fuente: Wikipedia

Duodécima estación. Calle Luis Montoto.

Fuente: Wikipedia

Trece estación. Calle Luis Montoto.

Fuente: Wikipedia

Catorce estación. Calle Luis Montoto.

Fuente: Wikipedia

domingo, 14 de marzo de 2010

Sagradas Cárceles

Santas Justa y Rufina nacieron en Sevilla en el siglo III.

Se celebraba una vez al año una fiesta pagana que rememoraba el dolor de Venus por el fallecimiento de Adonis.
Con motivo de esta celebración se recorrían las calles de la ciudad con la figura cargada en hombros exigiendo limosnas.

Al llegar a su negocio de alfarería situado en la Puerta de Triana, las hermanas se negaron a dar limosna, fieles a su fe.

Como represalia, destrozaron la tienda, y como respuesta, las hermanas destruyeron la figura de Venus.

En ese mismo momento fueron detenidas, atadas y llevadas al Palacio de Justicia, que se encontraba en la actual Basílica de María Auxiliadora.

Fuente: Sergio David Cansado (Esa Sevilla)

Fueron encarceladas, atadas a una columna y sufrieron tortura hasta casi alcanzar la muerte, con el objetivo de que abandonasen públicamente su fe.

Según la tradición, el trozo de columna que se conserva en las Sagradas Cárceles pertenece a la que fueron atadas, y la cruz allí marcada es atribuida a las santas, que la realizaron con sus propias uñas para poder darle culto durante la tortura.

No obteniendo resultado de la tortura las llevaron descalzas hasta Sierra Morena, pero también resultó inútil.

Tras mucho tiempo encarceladas y torturadas, Santa Justa falleció y su cuerpo fue arrojado a un pozo, siendo rescatado después por el obispo Sabino para darle cristiana sepultura.

Ni siquiera este hecho doblegó a Santa Rufina, que se mantuvo firme, por lo que fue llevada al anfiteatro para ser devorada por un león, el cual no le atacó, quedando manso a sus pies.

Sin otra solución a la vista, Santa Rufina fue decapitada y su cuerpo fue incinerado. El obispo Sabino recogió sus restos para enterrarlos junto a su hermana.

En estas imágenes del interior de las Sagradas Cárceles puede verse el mencionado pozo.

Fuente: Sergio David Cansado (Esa Sevilla)

Fuente: Sergio David Cansado (Esa Sevilla)

Fuente: Sergio David Cansado (Esa Sevilla)

En estas imágenes de la celda de las santas puede verse que aún se conserva la famosa columna.

Fuente: Sergio David Cansado (Esa Sevilla)

Fuente: Sergio David Cansado (Esa Sevilla)

La tradición las considera protectoras de la Giralda al considerar que por su intercesión no cayó tras el terremoto de Lisboa de 1755.
Así lo representa el cuadro de Murillo, Santas Justa y Rufina.


Fuente: Museo de Bellas Artes de Sevilla