sábado, 9 de octubre de 2010

El zoo de Sevilla

De vez en cuando recuerdo aquella excursión del colegio al zoo de Jerez.

Siempre me pregunté por qué no teníamos uno aquí, pero lo cierto es que tuvimos uno.

En 1951 se proyectó la ubicación de un zoo en el parque María Luisa, para el que se ofrecieron tres ciervos. Sin embargo, no fue hasta 1957 cuando se destinó dinero para construir las jaulas de los animales, que se instalarían en la Isleta de los patos.

Al año siguiente el zoo ya contaba con una pareja de leones.
Junto a éstos se alimentaba siempre a un burro, anciano y con poca vida por delante, cuyo destino era ser alimento de la pareja, siendo reemplazado cada cuatro o cinco días.

En 1960 finalizó el sueño de muchos sevillanos, siendo cedidos los animales en su mayoría a Jerez, incluyendo dos leones adultos, una leona y tres cachorros.
Allí quedó un reducto de lo que fue el zoo, formado básicamente por un conjunto de aves.

En 1967 recibió un nuevo impulso, siendo ampliadas las instalaciones para exponer simios y unas 800 aves exóticas. 

Fuente: ABC

Fuente: ABC

Con esto, los sevillanos recuperaron la ilusión, pero el poco mantenimiento se hizo patente. Estuvo en decadencia, disminuyendo el número de aves y siendo planteada continuamente su desaparición.

Poco a poco volvió a crecer, y a principios de los años 80 contaba con pavos reales, patos, loros y monos.

Tras serios problemas de humedad, el complejo se vio reducido, estando delimitado por el estanque y con una jaula central para los mandriles.
Finalmente, a aquel reducido espacio se le designó otro uso, y sus escasos habitantes tuvieron que desalojar su morada, ya que a finales de 1982 fue desmantelado definitivamente.

Los animales tuvieron distintos destinos, como Córdoba, Jerez, Doñana o la Universidad de Sevilla.

A lo largo de la vida de este zoo pasaron por allí, además de los citados animales, aves como faisanes, flamencos, cuervos, águilas, buitres, cigüeñas o un avestruz, que murió de pulmonía.
Destacaron también los primeros animales que poblaron la zona, como dingos australianos, pumas, jabalíes, papiones o una mona de Gibraltar.

De entre todas las especies por allí vistas, las verdaderas estrellas del zoo fueron los leones.
Los machos se llamaban Sultán y Guara y habían sido intercambiados por un oso polar entre el Ayuntamiento de Sevilla y el Circo Prim, siendo traídos desde Barcelona.
La leona se llamaba Mara y había nacido en una jaula que había en la zona de las Delicias.

Hoy seguimos teniendo nuestro pequeño y particular zoo en el parque María Luisa. 

Fuente: Sergio David Cansado (Esa Sevilla)

Fuente: Sergio David Cansado (Esa Sevilla)

Sólo hay aves, mayoritariamente patos, pero desde luego son uno de los grandes atractivos de la ciudad. 

Fuente: Sergio David Cansado (Esa Sevilla)


Fuente: Sergio David Cansado (Esa Sevilla)

Su fama es tal que la zona es llamada Isleta de los Patos, a pesar de que la mayoría de visitantes paran a leer y fotografiar su nombre original. 

Fuente: Sergio David Cansado (Esa Sevilla)

6 comentarios:

  1. No tenía ni idea de que hubiera existido un intento de zoo en Sevilla. Lo curioso es que, 50 años después, seguimos en la misma tónica en cuanto a proyectos: empiezan, decaen, se abandonan, se recuperan, se degradan y terminan muriendo sin que nadie le preste el más mínimo interés. ¿Será parte de la ideosincrasia sevillana?

    Un saludo!

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  2. Yo conocí a los pavos reales, eran la gran atracción del parque en los 80, poco a poco fueron "desapareciendo". Una verdadera pena.

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  3. @Culturadesevilla: Ha sido leerte y no he podido más que darte la razón. Tiene que ser la idiosincrasia, porque desde luego esto volverá a repetirse...

    @Alberto Martín: Yo he visto los pavos reales en fotos y los he admirado en el Alcázar. Desde luego, dada la vigilancia que existe hoy en el parque, casi mejor que no haya ejemplares. Una lástima :(

    Un saludo!

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  4. Todavía quedan uno o dos, aunque suelen esconderse

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  5. yo recuerdo vagamente la jaula con los monos. y los pavos estuvieron hasta hace relativamente poco tiempo. Una pena.

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